sábado, 27 de diciembre de 2008

El fracaso de todo un año, y ahora qué?



Generalmente uno, terminando el secundario, y un poco obligado, se incrusta una nebulosa idea de lo que puede llegar a ser en su futuro. Sentado atrás de un escritorio, una biblioteca llena de códigos habidos y por haber y demás libros de derecho, y una secretaria que viene con tazas de café. Un laboratorio, guardapolvo blanco, tubo de ensayo y apuntes de fórmulas. Casco amarillo, obra monumental de un nuevo puente y gente a la cual dirigir. Cientos de proyecciones surgen en una sola mente, imaginate cuántas ideas surgen al mismo tiempo, en ese momento de próximo fin de la dulce etapa escolar.
Uno tiene la fantasía de hacer realidad su vocación. Y lo ve muy cercano “en 6 años voy a tener...18...19..20..21..22..23..23??o 24? Wow que joven y licenciado!!”. Y entonces despide a sus compañeros de
ruta...Aquellos que hicieron llevaderas las mañanas por tantos años encerrados en aquel viejo y añorado colegio. Cómplices, amigos, enemigos, ni fu ni fas. El bueno, el malo y el feo. La gorda y la flaca…las tres chifladas, que no paraban de hablar en clase. Todos, les decimos adiós, buena suerte, nos estamos viendo… Y cada uno por su lado se va en busca del destino.
Y nos aventuramos, entramos al edificio, territorio desconocido. Miramos a toda la gente que va y viene segura de si mismo, segura caminando por los pasillos sabiendo a donde va. Y yo… ¿donde es el aula? ¿Cuál es la materia? ¿Que turno? ¿Por donde llego? Ah este edificio no es…. Uh ya llego tarde el 1º día, lpm!!!. El pie izquierdo se repetirá muchísimas veces a lo largo de la carrera, pero más en primer año. Ese maldito nos hará llegar a casa y replantearnos una y otra vez qué es lo que estamos haciendo, para qué miércoles lo hacemos, qué obtenemos, qué sentido tiene hacer este trabajo, de qué me sirve estudiar esto. Las mismas preguntas con las cuales agachábamos la cabeza y seguíamos porque..Había que terminar el polimodal, ahora nos damos el gusto de tratar de responderlas. ¿Y por qué? Porque es nuestro futuro el que está en juego, nadie nos obliga a agachar la cabeza, la reflexión sobre cada decisión que tomemos a partir de ahora nos facilitará la caminata o nos dejará a la deriva.
Qué bueno si seguís en camino. Pero muchas veces nos quedamos a la deriva. Concientes de todo lo que pasa, elegimos dar un paso al costado. Falta de motivación, no es mi carrera, no me veo haciendo esto, mucha matemática, lo mío es la filosofía, me parece una pavada, me es muy complicado. Miles de motivos que internamente pasamos deliberando horas y horas acostados mirando al techo. En silencio, en voz alta, escribiendo, pero solos. En nuestra soledad es donde cada uno pudo encontrar los verdaderos motivos y estar seguro de esta gran decisión. Porque...si elegir una carrera que estudiar es un paso muy complicado… decidir dejar todo y volver a cero es tan fácil y tan difícil como suena.
Má, dejo todo y me voy de mochilero. Má, este verano me lo tomo, me voy a tirar en la arena a reflexionar. Nada de presiones por favor, necesito peace of mind. Cada uno de los dejadores piensa y dice estas cosas, y por más hippie vago que suene, lo necesitamos. Es tan frustrante terminar este periodo de nuestras vidas viendo a la gente en los pasillos segura de hacia donde se dirige, y darse cuenta de que uno aún se siente como en el 1º día de clases. No encontrarse.
Y ves que tus compañeros de ruta escolar, quienes hicieron el mismo camino que vos, van a la velocidad de la luz con horas de estudio, conformando su nueva historia. Abris tu libro y… tachas todo, pues nada parece servir.
Pero adelante! Todavía tenes 18… 19…20…21…22…23…24 ... 25. 24 y medio es una buena edad también para ser licenciado.